Estanflación. Nuevo libro de Domingo Cavallo (segunda parte)

Posted by Econoapuntes On sábado, 14 de febrero de 2009 2 comentarios

Meses atrás, propugné que el nuevo libro de Cavallo parecía interesante en muchos aspectos. Bueno, como todo economista que trata con pronósticos infundados, me equivoqué. A continuación, paso a relatarles mi experiencia con este libro.

Debo reconocer que los primeros capítulos son entusiastas y llegan a atrapar al lector ávido de ser instruido por este locuaz economista (debo aclarar que fui, soy, y seré un admirador de Domingo Cavallo). Las enseñanzas de, como les llama el autor, las "bondades" de la inflación, los mecanismos de transmisión, las causas de este fenómeno, tienen una explicación muy directa tanto para el entendido en el tema como para el lego. Éste poder de síntesis sólo puede estar presente en alguien quien, desde la teoría, domina la materia; y firmemente creo que el autor en ese aspecto es un verdadero genio.

Sin embargo, el encanto se acaba al pasar las primeras 25 páginas. A partir de ahí, el libro muta, y pasa a ser un medio para que el Dr. Cavallo expíe culpas y acuse -al mejor estilo Elisa Carrió- a distintos personajes de la política nacional, como así también a otros colegas que compartieron el sillón del ministerio de economía.

La reflexión y el análisis técnico, que al menos yo esperaba, se diluyen para pasar a ser un atril político. Toda intención de explicar un fenómeno luego se ve contaminada con una asignación de culpas y errores (por supuesto, ajenos) –como si el “subconsciente literario” del autor lo traicionara- para terminar planteando estudios contrafácticos de la economía nacional, del tipo "que hubiera pasado si…"

Una de las cosas que más me sorprendió fue, en esta segunda parte, lo obcecado del discurso. Del tipo: "yo tenía razón", "si me hubieran escuchado", "si me dejaban hacer"…un colega amigo –al cual durante algún tiempo caratule de economista ambidiestro- una vez me dijo que Cavallo es un tipo muy inteligente pero también muy cabeza dura, haciendo referencia a su testarudez. Creo que el que lea este libro se dará cuenta de ello.

Por último, es un libro corto, se puede leer de lleno en un fin de semana, o tranquilamente en 15 días. A mí me llevó más de un mes, pues en realidad la narrativa y el contenido no me entusiasmaron.

Es decir, hoy estoy seguro que los 42 pesos que destine a la compra me reportaron menor utilidad que si hubiera usado ese presupuesto para comprarme 2 kilos de helado…no se equivoque lector, ambos son bienes comparables, pues ninguno de ellos aporta al intelecto.

Saludos,

Gastón Carrazán.-